Si es una historia real :
Allí estaba. Mirando con ansiedad hacia la
mesa. La bolita no terminada de caer. Llevaba dando vueltas una
eternidad. Empezaba a rebotar, ya se acercaba el final. 19, 19, 19. Era
casi imposible, no podía ser. Todo se empezaba a poner borroso, notaba
en los ojos una sensación extraña, el pulso se relajaba demasiado. Luego
todo negro. Cuando despertó, 5 personas de su familia le rodeaban y su
hijo le daba palmadas en la cara.
La historia de esta familia tiene algunas lecciones curiosas de las que todos podemos aprender y que además la hacen ciertamente fascinante.
Allá por el principio de los 90, Gonzalo Pelayo, estaba harto de su vida, aunque no le iba mal. Era productor discográfico. Pero también jugaba a la ruleta en el casino, quizá necesitaba algo de aleatoriedad de su vida No mucho, solo como pequeño vicio. Sin embargo, su mente inquieta le hizo ir más allá. Poco a poco fue observando cómo ciertos números de la ruleta salían con más frecuencia que otros. Es decir, cabía la posibilidad de que este juego de azar no fuera tan de azar. Y aquí viene la primera lección.
2 .Cual es el metodo estadistico en la que estaba basado ?
Don Pelayo, planteó una hipótesis a partir de una observación de los hechos. Las ruletas de los casinos, no son totalmente aleatorias, todas tienen cierta preferencia por algunos números. Dicho de otro modo. Hay números que salen más.
Si esto era así, se convertía en una oportunidad única para ganar dinero al Casino. Algo que todas las matemáticas de probabilidad, suponiendo ruletas aleatorias al 100%, demuestran con certeza absoluta.
¿Cómo demostrar esta hipótesis? Pues como buen científico, con datos. No se podía fiar de sus instintos para jugar contra la banca del casino, necesitaba datos, muchos datos, miles de datos. Empezó a recolectarlos. Y no fue fácil. Todas las noches durante muchos meses, fue anotando todas las tiradas de las mesas de ruleta del casino. Pero necesitaba más datos, unos 30000 más o menos. 30000 jugadas de ruleta, ¿cómo conseguirlo? Buscó socios, pero tenían que ser socios de toda confianza, gente de su propia familia. Logró convencerlos para que todos fueran al casino durante varios meses y anotaran todas las jugadas. Y consiguieron llegar a la mágica cifra.
Mientras su familia tomaba datos, Pelayo plantó un modelo. Necesitaba replicar de alguna forma una ruleta de casino en su propia casa. Pero esta ruleta, y asumiendo su hipótesis como válida, debería ser perfecta, debería ser 100% aleatoria. ¿Cómo lo hizo? Pues con un programa de ordenador, como por ejemplo, cualquier científico que estudie el clima.
En este modelo podía simular tantas tiradas como quisiera. Lo programó en QBasic, un lenguaje que venía con el antiguo MS-DOS. Y su esfuerzo dio resultado. Al comparar los datos reales que habían tomado en el casino, con los datos que daba la simulación del ordenador, pudieron observar que había ciertos números que salían con más frecuencia que otros en las ruletas del casino. Ahí había un filón, pero ¿cómo explotar ese filón?